Por María Helena Ripetta
[email protected]

Tras los muros, hay quienes al ingresar no sabían leer pero terminan aprendiendo y descubriendo la literatura y hasta escribiendo. Claro que no son todos, aunque están aquellos que eligen transitar otro camino. La iniciativa se desarrolla en la Unidad 23 de Florencio Varela, donde funciona una editotrial y los internos llegan a publicar sus escritos.

El Ministerio de Justicia, a través del Servicio Penitenciario Bonaerense, implementó en los penales talleres de alfabetización, literatura y filosofía. La editorial está en el pabellón 4 y se denomina "Cuenteros, verseros y poetas".

En ese pabellón se alojan 50 privados de la libertad, y más de mil pasaron por él desde el inicio de los talleres. Allí escriben sus propias historias.

"Se trata de una experiencia que en muchos casos transformó a condenados por diversos delitos penales en lectores asiduos de literatura y filosofía, como también en escritores", explicó el ministro de Justicia, Gustavo Ferrari.

"La condición para permanecer en este pabellón es leer", explicó Alberto Sarlo, autor de la iniciativa, quien, junto con el ex interno Carlos Mena, coordina sesiones grupales de lectura los días miércoles en el penal.

Mena aprendió a leer a los 30 años, finalizó la primaria en la unidad, y fue la literatura la que cambió su vida. "Lo que parecía una utopía, que es poner en funcionamiento una editorial en un sector sumamente conflictivo, se hizo realidad", resaltó Sarlo.

La biblioteca del pabellón cuenta con más de 600 libros, donde cuenta con textos de Dostoievski, Nietzsche, Sartre, y Borges. Desde la editorial se confeccionaron cinco libros: en 2010, "Antología de cuentos infantiles", en 2011, "Antología de cuentos infantiles II", en 2015, "Desde adentro", y en 2016, "Juguetes perdidos".

Fueron escritos más de mil cuentos, que se publicaron en el sitio web cuenteros y verseros. Y ya se están por publicar "La filosofía no se mancha II" y un compendio de cuentos basados en Borges.

Además, hay cuatro concursos nacionales carcelarios, en donde participaron internos y miembros del Servicio Penitenciario de todo el país y se programa un quinto.

La literatura permite vivir otras vidas, pero también ayuda a modificar o ver la propia de distinta manera.