Por Damián Juárez
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Dentro de las tribus que componen el paisaje del PJ, había relativa calma. Con todas las diferencias que hay, estaba instalada una idea de unidad en torno a Cristina Fernández de Kirchner y a Daniel Scioli y se consideraba posible ganar la estratégica provincia de Buenos Aires.

Allí, si bien María Eugenia Vidal sigue teniendo una buena imagen, el PJ considera que la situación económica sigue complicada y que Cristina es hoy la que mide por lo menos 30 puntos. Por eso, hasta hace un mes pensaban que iba a haber una pelea pareja con Cambiemos.

El gobierno les iba a tirar por la cabeza con la corrupción y ellos iban a contestar con la situación econó- mica, la falta de recuperación de los puestos de trabajo y la pobreza, que sigue creciendo, tal como lo confirmó la Universidad Católica en las últimas horas. Sin embargo, algo cambió en el escenario.

La aparición de Florencio Randazzo, un peronista no K, que estaría dispuesto a “jugar por afuera”, es decir ser candidato sin ir a internas con Cristina. Aquí la pregunta que surge es a quién le resta Randazzo, y hay dos respuestas posibles: a Sergio Massa, en menor medida, y al peronismo (encabezado por Cristina y Scioli), en mayor medida. A no confundirse: hoy Randazzo no mide como Cristina.

Y tampoco es posible que llegue a posicionarse en los niveles de intención de voto de la ex presidenta. Pero si se presenta finalmente en la provincia más grande del país, bastaría con que le arranque cuatro o cinco puntos al peronismo y otros tantos a Massa para que termine ganando Cambiemos y, por lógica consecuencia, se fortalezca el gobierno de Macri.

Acerca de esta circunstancia se debate y mucho en distintos quinchos y asados peronistas, de acuerdo con información a la que “Crónica” pudo acceder en las últimas horas.

Los intendentes juegan
Las listas del peronismo ya se empiezan a armar. La idea es que los intendentes del Conurbano tengan mucha influencia y puedan colocar legisladores nacionales y provinciales.

Es una forma de “pagarles” el hecho de que militen la campaña como es debido. En el peronismo creen que la capacidad de movilización de los jefes comunales sigue intacta, pese a que se perdió la elección a nivel provincial en 2015, hecho que adjudican a la candidatura de Aníbal Fernández.

En este panorama, los jefes municipales están mayoritariamente con Cristina/Scioli. Saben que esos 30 puntos de intención de votos los necesitarán para renovar legisladores en sus concejos deliberantes respectivos, sus pequeños territorios que para ellos son todo. Hay otros que ya se fueron o que amagan con irse con Massa.

Y hay un tercer grupo que empezó a mirar con simpatía a Randazzo. Muchos de ellos no porque quieran irse con “el Flaco”, como se lo conoce en la política al hombre de Chivilcoy, sino porque coquetean con irse con Randazzo para que el peronismo tradicional les ofrezca mejores condiciones.

Así está hoy el peronismo, que pese a los amagues de renovación aún siguen mandando los mismos. El gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, es una promesa que en el panorama nacional aún está fría y Randazzo no cuenta con adhesiones significativas de momento.

Es por este motivo que mucha gente del PJ está con bronca con el ex ministro del Interior y Transporte, afirmando que su postulación sólo es funcional a la estrategia del gobierno de dividir al peronismo.