Luego del intenso tiroteo registrado el lunes pasado entre delincuentes y prefectos que custodiaban al testigo protegido Leonardo Fariña en un edificio ubicado en Zuviría al 800, en el barrio de Parque Chacabuco, “Crónica” pudo averiguar que el valijero “arrepentido” del caso Báez se encontraba en ese momento en el departamento de Damián Laino, quien sería padrino del hijo que tuvo con su ex Rosario Orlando.

De acuerdo con las pesquisas realizadas por este diario, Fariña ingresó en el edificio a las 21 del lunes. Le abrió la puerta Damián Laino, un amigo con quien comparte la pasión futbolera por Vélez Sarsfield. Según testimonios que pudo recoger “Crónica”, Laino sería barrabrava del Fortín, y es habitual verlo ingresar en su domicilio del sexto piso acompañado por caracterizados hinchas del club de Liniers.

El día de la balacera, Fariña -vestido con bermudas, remera blanca y gorra- ingresó a la casa de su amigo junto a un prefecto que revisó el lugar y luego se retiró. A las 21.30 se produjo el enfrentamiento en el que murió uno de los delincuentes y que dejó herido a uno de los custodios que custodiaba al ex marido de Karina Jelinek.

Algunas versiones ponen en duda que el encuentro haya sido únicamente una visita y sospechan que había negocios de por medio. Enseguida llegó la policía, y poco después arribó la ambulancia y efectivos de Prefectura. Tres horas después, Fariña -quien llevaba puesta la tobillera de geolocalización en su pierna izquierda- se retiró del lugar en un automóvil blanco.

El hecho ocurrió el lunes último, cuando un prefecto vestido de civil se hallaba junto a un compañero dentro de un Ford Focus detenido frente al edificio, ya que tenían asignada la protección de Fariña. En ese momento, junto a ellos frenó un Peugeot rojo con dos hombres a bordo, uno de los cuales se bajó armado y amenazó a los dos prefectos.

El delincuente les exigió a los hombres la entrega del auto, pero los prefectos se bajaron, dieron la voz de alto e intentaron evitar el robo. Ante esa situación, el asaltante disparó y se originó un intenso tiroteo, en el cual el delincuente armado cayó muerto y el otro huyó corriendo hacia la esquina.

En ese momento aparecieron otros tres prefectos que se hallaban también custodiando la casa del testigo protegido y salieron a perseguir al otro ladrón, pero sin éxito. El hecho es investigado por personal de la comisaría 12 y un fiscal de turno porteño, quien ordenó el secuestro de las cinco pistolas calibre 9 milímetros que portaban los cinco prefectos.