Por Florencia Golender
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Producto de la incertidumbre que genera la política antiinflacionaria, la “cláusula gatillo” se incluyó en casi todos los acuerdos paritarios de este año. Si bien su incorporación busca compensar una eventual pérdida de poder adquisitivo, no todas garantizan que el incremento salarial supere a la inflación, puesto que hay diferencias en cuanto a su aplicación.

Crónica” dialogó con Federico West Ocampo, abogado del sindicato de Sanidad, que esta semana cerró su negociación e introdujo un novedoso instrumento para ganarle a la suba de precios. “Apostamos a la pauta del gobierno y cerramos en 23%, pero también incorporamos un artículo específico que garantiza una recuperación de 2 puntos. Si la inflación anual termina en 23%, los sueldos se ajustarán 25%”, explicó West Ocampo.

En enero de 2018, si la medición del Indec es superior a lo acordado, los salarios de los trabajadores de Sanidad se ajustarán porcentualmente de modo tal que tengan como resultado una mejora de dos puntos porcentuales superiores al mencionado indicador.

“Es una forma de garantizar la recuperación del salario real”, explicó el representante legal sobre los detalles de la cláusula que se diferencia del resto. Hasta ahora, otras negociaciones con “cláusula gatillo” plantearon dos posibilidades de aplicación. Por un lado, la “automática” establece que si la inflación medida supera el porcentaje de aumento fijado para todo el año, entonces se reajusta de acuerdo con lo que indique el índice oficial.

Un ejemplo claro de este caso es el acuerdo de los estatales bonaerenses, cuya cláusula contempla un monitoreo trimestral. La paritaria se selló en el verano por 18% y la disposición se dispara si la inflación supera el 4,5% por trimestre.

De hecho, el gobierno de María Eugenia Vidal ya pagó un ajuste en el primer tramo del año porque el alza de los precios superó ese porcentaje. Ese tipo de cláusula se activa de inmediato en la comparación con la medición oficial de la inflación y hace que el salario quede a la par del aumento de los precios.

Una diferencia clara con el documento firmado por Sanidad, cuyo monitoreo a fin de año contempla no sólo que el incremento 2017 se empareje con la inflación, sino que los trabajadores le ganen por dos puntos porcentuales.

“Sin volver a reunirnos -explicó West Ocampo-, la cláusula se activa en enero de forma automática al comparar el porcentaje acordado con la inflación anual del Indec, pero no sólo para igualar la medición sino para tener una mejora real del salario”, añadió West Ocampo.

Vale resaltar que, cuando finalice el año, los dirigentes de Sanidad no deberán pedir una reunión con los empresarios del sector.

En este marco, se explica una tercera opción de “cláusula gatillo”, que no especifica los motivos de su aplicación, sino que sólo se propone retomar la discusión.

Algún gremio se confió de este tipo de cláusula el año pasado, pero cuando llegó el momento de la reunión, no se concretó. “Provocar una paritaria a fin de año por unos puntos nunca es fácil. Por eso el momento de discutir la inflación y negociar un salario acorde es ahora, después se hace muy difícil”, concluyó el abogado de Sanidad.

Atrás quedó el 2016, cuando desde el gobierno nacional se impulsaban acuerdos salariales del orden de 25%, como finalmente sellaron la mayoría de los gremios. Claro que para diciembre último la inflación se había incrementado un 40% según el índice de precios que confecciona el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y las consultoras privadas concluyeron en que la pérdida de poder adquisitivo promedio fue entre 6 y 8%.

Por entonces, unos pocos gremios tuvieron en cuenta la cláusula inflacionaria y hubo también quienes la incluyeron pero sin activación automática (sólo quedaron en volver a reunirse si los precios subían más de lo proyectado). Hubo otros, como los gastronómicos, que firmaron con la disconformidad del gobierno paritarias semestrales.

Para principios de este año, el gobierno se mostró confiado en que la inflación tendería a la baja y que no haría falta ejecutar las cláusulas para reabrir las paritarias. Tanto fue así que promovió la inclusión de estas disposiciones en los acuerdos.

Aun cuando el Índice de Precios al Consumidor del Indec arrojó un acumulado de 9,1% durante el primer cuatrimestre, más de la mitad de la meta inflacionaria para todo el año (17%), desde la Casa Rosada se siguieron mostrando confiados de que la inflación no superará el 20%.