En medio de la tensión que atraviesa el país y apoyado por una multitud, el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva declaró ayer en Curitiba durante más de cinco horas ante el juez federal Sérgio Moro, que conduce la Operación Lava Jato.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) enfrenta un juicio por supuesta corrupción que mantiene en vilo a Brasil y pone en duda su candidatura a la presidencia en 2018. Lula Da Silva, de 71 años, arribó a las 13.45 a los tribunales federales de la ciudad sureña de Curitiba, capital del estado de Paraná, en medio de una multitud de militantes de movimientos de izquierda, para realizar su primera declaración indagatoria ante el juez Moro, que investiga la red de sobornos pagados por constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones en la estatal Petrobras.

"Brasil, urgente, Lula presidente", cantaban miles de personas llegadas desde todo Brasil a la sureña capital del estado de Paraná que se concentraron en la plaza Santos Andrade del centro de la ciudad. El ex sindicalista y cofundador del Partido de los Trabajadores (PT) saludó a sus fervientes partidarios, que coreaban "¡Lula guerrero del pueblo brasilero!".

Camino al tribunal, se lo vio junto a la senadora Gleisi Hoffman y un grupo de militantes, enarbolando una bandera brasileña -colores que también llevó en su corbata-. Al salir del tribunal, Lula subió a un escenario y habló ante cientos de seguidores que llegaron a la ciudad para demostrar su lealtad. "Si no fuera por ustedes no soportaría lo que están haciendo conmigo", afirmó el ex mandatario.

 "Nunca antes en la historia de Brasil alguien ha sido tan perseguido como yo en los últimos años", agregó. "He venido aquí preparado para responder todo lo que pregunten y no para estar nervioso, si hay una cosa para la cual me preparé es para no ponerme nervioso".


Expediente


A Da Silva, quien terminó su segundo mandato con un índice de aprobación de más del 80%, se le acusa de haber recibido un departamento por ayudar a la constructora OAS a obtener contratos con el gobierno. Moro buscará determinar si Lula es propietario de un tríplex en el balneario de Guarujá, en San Pablo, que habría recibido de la constructora OAS a cambio de "ventajas indebidas". Según trascendió, el juez emitiría su fallo en julio.

Lula, que enfrenta otros cuatro casos penales en su contra, es el acusado más destacado de la investigación Lava Jato (lavado de autos). La pesquisa se centra en las constructoras que ya han admitido haber pagado miles de millones de dólares en sobornos a cambio de contratos con Petrobras.


Redes sociales


La batalla entre sus partidarios y adversarios arreciaba en las redes sociales, a través de las etiquetas #LulaEuConfio (Confío en Lula) y #MoroOrgulhoBrasileiro (Moro, orgullo de Brasil). En el primero de ellos se expresó Dilma Rousseff, su heredera política, destituida en 2016 bajo la acusación de manipular las cuentas públicas, que viajó a Curitiba para arropar a su mentor. "

"Ya estoy en Curitiba para expresar mi solidaridad total al presidente Lula (...). La verdad se impondrá", tuiteó la ex presidenta.